Estiman que no ingresan más de US$3300 millones por no reconocerse la propiedad intelectual en soja

Según un análisis del experto Gustavo Oliverio, de la Fundación Producir Conservando, esto sucede por una menor producción debido a la pérdida de incentivos para que las empresas semilleras inviertan en más tecnologías

La producción de soja en la Argentina está estancada, según el informe realizado comparando con Estados Unidos y Brasil

La Argentina se pierde divisas por US$3373 millones al año por no reconocer la propiedad intelectual en semillas de soja.

Esa multimillonaria cifra se desprende de un trabajo que realizó Gustavo Oliverio, de la Fundación Producir Conservando, que evaluó los diferentes rindes promedio en la Argentina versus Brasil y Estados Unidos, países estos últimos, según indicó, donde vienen creciendo mientras aquí no se sigue el mismo ritmo. Lo atribuye al mayor progreso genético en los países competidores en línea también con un mayor reconocimiento de la propiedad intelectual.

Según Oliverio, mientras en los Estados Unidos y Brasil hay un 100% y 75% de reconocimiento de la propiedad intelectual, “en la Argentina se llega solo al 30-35%”. Este número surge de considerar la cantidad de productores que todos los años compran semilla fiscalizada y pagan regalías extendidas a las empresas de tecnología. En el país, el resto de la semilla que se utiliza en la siembra es de uso propio que hace el productor al reservarse una parte de la cosecha para volver a sembrar como semilla en la siguiente campaña. Es algo permitido por ley. En tanto, también hay un mercado informal de comercialización conocido como “bolsa blanca”, sin rotular ni fiscalizar.

“El no reconocimiento de la propiedad intelectual para las compañías de semilla en la Argentina implica una sustancial reducción de sus ingresos, ya que por el uso propio por parte del productor en soja, al ser variedad y no semilla híbrida, se puede guardar semilla sin tener que comprarla todos los años y en la mayoría de los casos no se pagan regalías”, señaló Oliverio.

Destacó que sin el incentivo de un reconocimiento la industria no sigue un ritmo de inversiones. “El resultado económico de los semilleros condiciona su nivel de inversión de corto y mediano plazo para desarrollo y mejoramiento de nuevos genotipos en cada país y ello es sin dudas uno de los factores que condicionan el crecimiento de los rendimientos en la Argentina”, indicó. Oliverio señaló que las inversiones de las empresas en Brasil y los Estados Unidos son de 3 a 5 veces más grandes que en la Argentina en relación a la superficie sembrada.

Hace unas semanas, aunque no vinculó su decisión al tema de la propiedad intelectual, Bayer anunció que deja el negocio de semillas de soja en el país. La medida fue leída en el sector igual en el contexto de la falta de actualización de la ley de semillas, ya que la vigente desde 1973 no contempla la irrupción que tuvo la biotecnología agrícola. En el gobierno anterior se estuvo cerca de una nueva ley de semillas, pero la entonces oposición peronista en el Congreso no acompañó el proceso.

Respecto de los rindes, realizó la siguiente comparación. “Brasil y Estados Unidos crecen en sus rendimientos, según la tendencia de los últimos 20 años, 53 y 45 kilos por hectárea y por año mientras la Argentina solo crece 20 kilos por hectárea y por año”, apuntó.

Un gráfico que muestra cómo los países competidores de la Argentina despegaron en rindes
Un gráfico que muestra cómo los países competidores de la Argentina despegaron en rindes
Gentileza Gustavo Oliverio
El experto de la Fundación Producir Conservando también ejemplificó que desde 2000 mientras Brasil y Estados Unidos lograron un crecimiento en productividad al 2,25 y 1,84%, la Argentina lo hizo al 0,8%. Brasil, vale recordar, aprobó por ejemplo la soja transgénica más tarde que la Argentina. Mientras en la Argentina esta soja se autorizó en 1996, en el vecino país el proceso de lanzamiento final fue en 2004.

Números
Para llegar a la cifra de US$3373 millones Oliverio analizó la situación de los rendimientos puntualmente de los últimos cinco años en la Argentina versus Brasil y los Estados Unidos.

“Tomando el promedio de rendimientos de Brasil y Estados Unidos del último quinquenio como 3,3 toneladas por hectárea comparado con los 2,93 toneladas por hectárea obtenidos en la Argentina para las 17,7 millones de hectáreas sembradas en promedio, implica una diferencia de 6,55 millones de toneladas anuales de soja que no ingresan al circuito comercial. De esta forma, la producción promedio de 52 millones de toneladas producidas en la Argentina hubiera sido de 58,5 millones de toneladas si tuviéramos los rendimientos medios de Brasil y Estados Unidos”, indicó Oliverio.

Para trasladar esto a valor, tomó un valor FOB medio de US$515 la tonelada. Luego, hizo un ejercicio con la producción que falta. “Considerando los niveles de tecnología utilizados en los tres países como equivalentes y adaptados a las condiciones de cada uno, si atribuimos la diferencia de rendimientos medios al progreso genético logrado en cada país, el no reconocer la propiedad intelectual en la semilla de soja le cuesta al país no ingresar un total de 3373 millones de dólares anuales”, indicó. Para el productor, en tanto, estimó una pérdida de ingresos por US$2161 millones.

Fernando Bertello – LA NACIÓN