Cinco encuestadores analizan el año que pasó y lo que viene para el Presidente. Si bien la caída de la imagen positiva parece haberse frenado, hay mucho escepticismo.
Los especialistas concuerdan con que lo peor de la gestión ya pasó. (La Voz / Archivo)
Sergio Berensztein. Berensztein
Analía del Franco. Del Franco Consultores
Mauricio Macri. Los especialistas concuerdan con que lo peor de la gestión ya pasó. (La Voz / Archivo)
Sergio Berensztein. Berensztein
fgiammaria
Sin dudas 2018 ha sido el peor año de la gestión de Mauricio Macri. La crisis financiera, que terminó con una fuerte devaluación del peso, impactó en el bolsillo de los argentinos por el salto de la inflación.
Así, lo que se planteó como el año del despegue argentino con la administración de Cambiemos cierra con el desastre económico que impacta en lo social, sobre todo por el incremento de la pobreza.
Para analizar el año que se va, y anticipar 2019 (electoral), La Voz consultó a cinco encuestadores que miden al Gobierno nacional semanalmente.
Sergio Berensztein (Berensztein), Gustavo Córdoba (Córdoba y asociados), Juan Manuel Aurelio (Aresco), Sergio Doval (Taquión) y Analía del Franco (Analía del Franco Consultores) explican cómo ha impactado la crisis en la figura del Presidente y su gobierno, y anticipan qué puede suceder en los próximos meses.
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Algunos coinciden en que diciembre ha sido uno de los mejores meses de Macri en el último tiempo. No porque los indicadores económicos hayan mejorado, sino porque no siguieron deteriorándose. La calma del dólar, el freno a la inflación y un fin de año sin incidentes detuvieron la caída de la imagen positiva de Macri, y abrieron un paréntesis que podría durar lo que dure el verano.
Lo que seguirá en 2019 es un enigma, sobre todo porque, para el país y para Macri, será clave una recuperación económica que le devuelva al Gobierno la iniciativa y lo ponga en carrera en las elecciones.
Sergio Berensztein. Berensztein
Sergio Berensztein. Berensztein
La suerte de Macri ya no depende de Macri.
Mauricio Macri termina 2018 con un desgaste muy significativo, vinculado sobre todo a la crisis económica. Recordemos que en abril explotó una burbuja cambiaria, que terminó con una devaluación muy grande del peso. Como inmortalizó un presidente mejicano (López Portillo): “Presidente que devalúa, presidente devaluado”. Macri ha sufrido las consecuencias de la caída de los ingresos de todos los argentinos, algo que se nota en la actividad económica, en el empleo y en la recaudación. Es un ajuste muy fuerte y el Presidente paga las consecuencias de no haber podido evitar esta crisis.
2019 aparece como un desafío enorme por la elección presidencial. Macri va a ser candidato, pero veremos contra quién: qué fortaleza puede sostener Cristina Fernández en medio de las investigaciones por corrupción, y si el PJ moderado puede, efectivamente, ser una opción competitiva. De cómo se reorganice la política argentina, que es muy disfuncional, dependerá la suerte de Macri. Porque ya no depende solamente de él, sino de cómo se recupere –si es que se recupera– la economía. Hoy, el mundo no le está trayendo buenas noticias. Así, parece que todo dependerá de las fuerzas de oposición porque hoy hay una masa crítica muy grande que estaría dispuesta a votar una alternativa. La pregunta es si habrá alternativa.
Gustavo Córdoba. Córdoba & Asociados
Gustavo Córdoba. Córdoba & Asociados
El pesimismo es generalizado.
El cierre de año lo toma a Macri con el peor registro en términos de gestión (60% de reprobación). Si eso se ve desde el punto de vista del Gobierno, se podría decir que aún hay un 30% que quiere votar por la continuidad. Pero, a mi criterio, el tema es que hay un nivel de desencanto muy fuerte, que se nota en el incremento de la imagen negativa no sólo de Macri, sino también de CFK y de Massa. Ese pesimismo abarca a todo el sistema político, lo que muestra el grado de desilusión ante todas las ofertas electorales. En términos de opinión pública, hay que decir que ya no existen eventos únicos que modifiquen escenarios. Por ejemplo, el G-20 no fue un evento en el que el Gobierno despegó, sino que apenas fueron unos pocos días de “reposo”. Y es que hoy hay múltiples agendas y múltiples audiencias, y no todo eso es lo que consume la gente. Y si Macri ha tenido una virtud, esa es la de darles una contención a todos los sectores antiperonistas del país, lo que generó un eje ideológico en torno a esa idea. Pero, además, ha relativizado el desempeño económico de su gestión y siempre apunta a que el futuro –no muy preciso– será mejor. En ese sentido, Cambiemos ha generado una idea de que la culpa de la situación actual no es de Macri, sino de la herencia recibida. ¿Qué les espera? Todo dependerá de si se produce un rebote económico o no.
Juan Manuel Aurelio. Aresco
Juan Manuel Aurelio. Aresco
La caída se frenó en diciembre.
Hay en Argentina hoy un gran interrogante sobre cómo será el futuro del país. Por lo pronto, la tendencia en el mes de diciembre marcó un cambio para Mauricio Macri (detuvo su caída) y no creo que suceda algo diferente durante el verano. Ahora bien, la vuelta a la realidad ocurre siempre a fines de febrero, cuando uno vuelve a cargar la mochila del hijo para llevarlo al colegio. Y allí se verá qué pasa. Hoy, lo cierto es que el país pasó diciembre y el haber llegado hasta acá, en cierta forma, les devolvió a los argentinos un poco de optimismo. ¿Por qué? Porque se pensaba que íbamos a llegar a fin de año peor que lo que se llegó. Eso, básicamente, responde al porqué el optimismo tuvo un repunte. El argentino percibía que diciembre iba a ser dramático. Sin problemas graves, después de eso, hubo una renovación de esperanzas hacia el futuro del que hablamos al principio. Eso ha hecho que el Gobierno nacional frenara su caída y que el argentino se reanimara un poco, aun con un termostato que sigue marcando complicaciones. Pero, cuando todos vuelvan a la actividad, habrá que ver cómo se encara el día a día, especialmente en Córdoba, donde Macri es fuerte. Porque hay que recordar siempre que Córdoba es la provincia más macrista del país y, a su vez, la más antikirchnerista de todas. Eso es clave.
Sergio Doval. Taquión
Sergio Doval. Taquión
Llegó como outsider y hoy es un problema más.
Sobre el final del año pasado, hay sobre el presidente Mauricio Macri una percepción un tanto más positiva, sobre todo después de la realización de la Cumbre del G-20, pero esa percepción es mucho más del “círculo rojo” que de la sociedad en particular. De todas maneras, el Presidente cerró 2018 mucho mejor que lo que la tendencia marcaba, básicamente porque los momentos de desazón que existieron durante el año, en relación con el manejo que hizo el Gobierno de la crisis, eran muy grandes. Este año, todo ese arrastre lo pondrá frente a un electorado muy escéptico, que ya le ha dado tres años sin poder ver grandes resultados. Es que ellos –Cambiemos– llegaron como outsider de la política, y se terminaron convirtiendo en un problema más. Pero, además, el Gobierno sabe que el manejo del dólar es una variable por controlar para los próximos meses. Es un tema muy sensible para muchos argentinos, aunque el Gobierno sabe que la gente ya aceptó la crisis y que administra su economía al compás de variables que no son favorables. En el plano electoral, está claro que la polarización con el pasado kirchnerista le sigue trayendo resultados. Pero, en un escenario con más ofertas como el que se espera, sobre todo por la posibilidad de más candidatos considerados de derecha, podría robarle votos.
Analía del Franco. Del Franco Consultores
Analía del Franco. Del Franco Consultores
Peor que lo que empezó, mejor que a la mitad.
Mauricio Macri cerró 2018 peor que lo que lo empezó, pero mejor que lo que era su situación a mitad de año. Recordemos que, entre mayo y agosto, fue su peor momento. Pero a partir de que el dólar comenzó a estabilizarse, y sale de los medios y de las redes, esto ya no impactó tanto. Esto hizo que la curva descendente en relación con su imagen se hubiera detenido. Hoy, Macri está con un 40 por ciento de nivel de aprobación, aunque con mayor imagen negativa que positiva. Así, cierra el año con la opinión pública esperando que el año que viene surja una situación de estabilidad con el tema de la inflación. Si Macri, durante 2019, logra controlar las variables económicas, puede transcurrir más tranquilo hasta las elecciones.
En ese sentido, el año electoral lo afrontará con una base racional y una “no racional”. La base racional sobre la que tiene que trabajar es la construcción de una alternativa económica que satisfaga a todos los sectores, porque todos los sectores han sido afectados por la crisis financiera y económica. La “no racional” tiene que ver con aquello a lo que el oficialismo apuesta y que aporta la oposición, expresada en la mala imagen de Cristina Fernández, hoy su contrincante más dura. Ese es un “as” en la manga. Claro que el Gobierno tiene que pegar al menos una en materia económica. Si no, será difícil.
FEDERICO GIAMMARÍA – La Voz del Interior