Nuevo polo científico en la Región para pensar el futuro de la energía

Ya está en marcha el centro tecnológico de vanguardia. Cuenta con 47 laboratorios y 300 investigadores

Como una nave espacial de formas extrañas, emerge en pleno polo petroquímico, a un costado de la Avenida del Petróleo, Y-Tec, la empresa mitad de YPF y mitad del Conicet, única del país en búsqueda y desarrollo de conocimiento relacionado al sector energético.

Desplegado en dos plantas circulares y un módulo rectangular, enteramente vidriado, y diseñado con los fines específicos para su función y acorde, en su estética, al contexto industrial donde se emplazó, el edificio de la nueva compañía alberga el mayor centro de investigación y tecnología del país, con 47 laboratorios y alrededor de 300 personas que trabajan en distintos proyectos de ciencia aplicada a la producción de hidrocarburos y energías renovables.

Algunos de los equipos adquiridos, incluso, son los únicos que funcionan en la Argentina y hasta en Latinoamérica.

Yacimientos Petrolíferos Fiscales -YPF-, se sabe, nació hace casi un siglo, bajo la presidencia de Yrigoyen, con el propósito de dotar a la nación de una fuente propia de producción de crudo y sus derivados. La compañía, desde entonces, estatal o privatizada según la época, atravesó diferentes etapas, con temporadas de crecimiento y expansión y tiempos de contracción y crisis. Ahora, unida al más importante centro de desarrollo de ciencia y tecnología del país (posee el 51 por ciento de la acciones de Y-Tec mientras que el Conicet es dueño del 49 por ciento), proyecta, con 13 programas tecnológicos, la mejora de la industria energética.

En una recorrida de EL DIA por la nuevo edificio se pudo apreciar que la investigación que se promueve en la sede berissense va en dos sentidos. Por un lado busca la innovación a nivel internacional, mientras apunta, a su vez, a generar productos que fabricados a nivel local ya no sea necesario importar, lo que abarata los costos en los procesos de generación de energía. En esa línea se trabaja con la arena resinada -un agente de sostén en las perforaciones del subsuelo para la extracción de petróleo-; la producción de celdas de ión litio -utilizadas en las baterías-; y de un lubricante que mejora el sistema de envasado de las garrafas de gas.

Con la mirada también en el horizonte, cada vez más cercano, de las bioenergías, Y-Tec se encuentra en proceso de avanzar en la creación de tecnología para producir biogás a partir de la materia orgánica en descomposición (residuos urbanos o de efluentes cloacales). El producto, se sabe, se lo puede aprovechar como combustible en la generación de energía eléctrica y térmica y para el consumo vehicular, domiciliario e industrial.

EL EDIFICIO Y SUS DETALLES

El proyecto arquitectónico del establecimiento es el resultado de un concurso de ideas del que participaron ocho estudios del país y el área de Arquitectura de la UNLP. Pensado desde el punto de vista de lo sustentable, cada espacio del moderno edificio se diseñó según su funcionalidad, y así, por caso, el anillo que aloja los laboratorios se dispuso de manera tal que los equipos de tecnólogos queden conectados entre sí para el trabajo interdisciplinario. A un costado de la mega estructura se desarrolló una superficie longitudinal donde se distribuye una docena de plantas-piloto que sirven para realizar las pruebas experimentales de los proyectos antes de lanzarlos a su campo de acción.

Consecuente con el objetivo para el que fue concebido el centro de investigación, el proyecto edilicio planteó algunos sistemas para el ahorro de energía, como en la instalación eléctrica, diseñada para optimizar su uso, y el esquema de iluminación, que se vale, en gran parte, del aprovechamiento de la luz natural y de un mecanismo de control inteligente, con sensores que comandan el encendido y apagado de las luminarias y gradúan los niveles de luz.

También, para disminuir el uso de agua potable, se utilizan artefactos de doble descarga; las griferías son de tipo temporizadas; el líquido de los desagües se canaliza para su posterior filtrado y se recolecta en un tanque de aguas grises para su reaprovechamiento.

DE ULTIMA GENERACION

Más de un aparato se lleva los elogios del lugar. Es que para activar la empresa hubo que pensar en equipamiento de última generación, y algunos de los adquiridos, incluso, son los únicos que funcionan en la Argentina y hasta en Latinoamérica.

El microscopio de transmisión es uno de esos casos. En manos de Alberto Caneiro, un físico con amplia trayectoria en la Comisión Nacional de Energía Atómica -CNEA- que decidió culminar su carrera en la empresa de desarrollo tecnológico de la Región, el aparato es uno de los equipos “mimados” del centro científico. “Me interesó el desafío”, indicó el investigador que ahora, en su laboratorio de Berisso, observa hasta el más mínimo detalle del interior de una roca. “Con este equipo se puede ver la materia en escala atómica; es una maravilla”, contó entusiasmado.

Se destaca, asimismo, dentro de la aparatología, la prensa de carga axial del Laboratorio de Geomecánica. Lo novedoso es que con esa herramienta ya no se necesita, como hasta hace unos meses, enviar a los centros especializados de Estados Unidos los materiales del subsuelo que se extraen como muestra para determinar si se avanza o no en una perforación petrolera. Ahora, con ese equipo, se consiguen replicar las condiciones en que una roca se encuentra a varios metros bajo tierra y se anticipa cómo reaccionaría frente a una altísima presión.

– El Día